“Primero enseñalos a tomar fotos, ya después los haces artistas.”
Desde hace 4 años, soy profesor de cátedra en la facultad de comunicación de una importante universidad local, (pero mi experiencia como docente se extiende por un poco más de 12 años) y como uno de los profesores en la academia audiovisual, he tenido que impartir cursos tanto básicos como avanzados de fotografía.
Al terminar las clases del segundo semestre en que impartí la materia, tuvimos una reunión de todos los profesores de fotografía junto con el director de la academia, para homologar algunos criterios sobre el plan de estudios. Extrañamente, y sin previo aviso, comencé a recibir una serie de ataques por parte de alguien en particular. Poco a poco se volvió evidente que algo pasaba, pues la intensidad de los estos iban subiendo gradual pero constantemente, hasta que la frase con la que inicio el texto salió a flote.
Resultaba, que aquellos que habían sido mis alumnos en fotografía básica, ahora era alumnos de esta persona en el curso de fotografía avanzada. Después de ese comentario, la tensión era más que evidente, y un silencio incómodo se instaló en la sala de juntas; “Todos tus alumnos me llegaron con fotos a blanco y negro, pero no sabían lo que era el diafragma”, al verme señalado, expliqué mi filosofía de enseñanza basada en la simplificación del proceso técnico y visual, para así lograr que el alumno vea a la cámara como una herramienta más de expresión, y no como un obstáculo lleno de fórmulas y reglas. Los demás profesores y el director de carrera entendieron mi enfoque perfectamente, pero la tensión se mantuvo hasta el final de la reunión. Mis alumnos no sabían que la palabra diafragma, es intercambiable por apertura o número f, términos que sí conocían.
El punto de vista que encasilla a la fotografía blanco y negro a solo ser fotografía de arte es bastante común, sobre todo cuando no se conoce de la historia y el proceso que ha recorrido la disciplina para ser considerada un arte.
Como profesores universitarios, es necesario tener un dominio de las técnicas que enseñamos, y también conocer la historia y desarrollo de nuestro campo de trabajo, los alumnos se merecen esa atención; es una responsabilidad inalienable a la enseñanza. Que esta persona considere la foto a blanco y negro solo como arte, me sigue sorprendiendo. En los inicios de la fotografía, el hecho de no poder reproducir los valores de color fue lo que la condenó a no ser reconocida como arte; el color seguía siendo dominio de la pintura.
Lo cierto es que el hacer fotografía en blanco y negro, confiere un halo imperecedero a las imágenes, las extrae del paso del tiempo y las vuelve icónicas. El color, al parecer, sale sobrando cuando queremos expresarnos mediante la fotografía. Casi todos los Fotógrafos hemos experimentado con el blanco y negro, no todos se sienten cómodos en esas condiciones. Hay que aprender a ver el mundo de otra forma, hay que observar el contraste, la luminosidad y no la tonalidad; no es sencillo, toma tiempo dejar de distraerse con el color.
Algo muy interesante, es que muchas de las grandes fotografías de la historia dejan de tener el mismo impacto si las cambiamos de ByN a color o viceversa. Se debe primordialmente a que estas fueron gestadas para ser capturadas en una u otra técnica, inclusive hoy, con la fotografía digital y usando archivos RAW, el método de conceptualización, la exposición y procesamiento de las imágenes es diferente cuando se trabaja a color o en blanco y negro.
Lo que más me sorprende del blanco y negro es el respeto que tiene hacia la dignidad humana. Frecuentemente, durante mis clases presento imágenes de los grandes fotógrafos de guerra: Capa, Salgado, McCullin, etc., y una de las preguntas clave del ejercicio es: ¿Qué pasaría si esta misma foto se les presentara a color? Las respuestas coinciden en que serían fotos dignas de la prensa amarillista y nota roja. En cambio, el blanco y negro nos presenta la escena, por mas cruda que sea, con un amplio respeto por los que aparecen en ella.
Pero el blanco y negro también tiene cabida en la modernidad y el discurso visual en el internet. Una fotografía sin color no es vista como un anacronismo, sino como la visión del autor, un recurso estilístico. Pocas personas se detienen a analizar la enorme cantidad de opciones que brinda el blanco y negro como herramienta creativa, permite esconder y resaltar aspectos que a color sería difícil lograr. Nos permite simplificar las escenas y volverlas más gráficas, más geométricas; solo apreciamos los valores de luz, los contrastes y la textura. Transformamos la realidad en algo que no podemos percibir con nuestros ojos, pero que sigue siendo familiar y reconocible.
La fotografía está hecha por 3 actores: el fotógrafo, el fotografiado y el espectador, y al sustraer el color de la imagen, el espectador tiene una serie de preguntas que debe responder ante la obra. Esta es la mayor virtud del blanco y negro: nos obliga a ir más allá y pensar en qué dice la imagen y no solamente en qué muestra. Es por eso que la técnica del blanco y negro es tan importante cuando se enseña fotografía. El poder simplificar los procesos de exposición y composición, así como profundizar en lo que sucede dentro del cuadro, permite al profesor discutir en varios niveles, aquello que presentan los alumnos.
El blanco y negro no solo es para artistas, y el color no solo es para la fotografía mundana y publicitaria. El blanco y negro, es el origen de la fotografía y, en mi opinión, su estética más icónica.
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